LOS SECRETOS EN LOS OJOS DE LAS ABEJAS: UNA GUÍA NATURAL PARA ORIENTARSE EN VUELO
Un reciente análisis sobre la fisiología de las abejas reveló que estos insectos poseen pequeños vellos, llamados setas, entre los ommatidios de sus ojos compuestos. Estos pelos les permiten detectar la dirección y fuerza del viento, facilitando su vuelo y orientación, especialmente en condiciones climáticas desfavorables. Además de esta función sensorial, las setas actúan como barrera natural contra el polen, manteniendo la visión despejada mientras recolectan néctar.
Las habilidades de navegación de las abejas no terminan ahí. Gracias a su capacidad de percibir la luz polarizada y ubicar la posición del sol —incluso en días nublados—, pueden orientarse con notable precisión. Esta combinación de adaptaciones convierte a las abejas en expertas navegantes, capaces de recorrer grandes distancias sin perder el rumbo.
Ya en 1965, un experimento confirmó la relevancia de estos velos oculares: al removerlos, las abejas mostraron una clara disminución en su habilidad para localizar fuentes de alimento. Este hallazgo subraya la importancia de estos minúsculos pelos, cuya presencia resulta esencial para la supervivencia y eficiencia de estos polinizadores clave.