EL DENGUE Y EL AMBIENTE – JOSÉ ESCAURIZA

El reciente aumento exponencial de casos de dengue en América Latina durante las primeras semanas del 2024 expuso la estrecha relación entre las condiciones climáticas cambiantes y la incidencia de enfermedades transmitidas por vectores, como el dengue.

Este fenómeno, ampliamente documentado por la Organización Panamericana de la Salud / Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), no solo constituye una crisis sanitaria, sino que también pone de manifiesto la importancia de abordar los desafíos ambientales para prevenir futuras emergencias de salud pública.

La experiencia nos muestra que todavía queda mucho por hacer en términos de conciencia y participación ciudadana, especialmente para dar a conocer las condiciones que favorecen la aparición de los vectores transmisores.

En Argentina, el dengue solía ser considerado como una enfermedad tropical ajena a la mayoría de la población, limitada principalmente a las regiones más cálidas del norte del país, limítrofe con Paraguay. Sin embargo, el cambio climático ha alterado este panorama de manera drástica.

Aedes aegypti prospera en condiciones de alta humedad y temperaturas cálidas, lo que lo convierte en un indicador sensible de los cambios ambientales.

El aumento de las temperaturas y las precipitaciones asociadas al cambio climático han creado un entorno propicio para la reproducción del mosquito, contribuyendo así al incremento de casos de dengue en la región.

El aumento de las temperaturas ha propiciado la proliferación del mosquito Aedes aegypti, vector transmisor del virus del dengue, en zonas antes no afectadas, como el centro del país. Este cambio en la distribución geográfica del mosquito ha llevado a un brote histórico de dengue que ha impactado profundamente a la población argentina.

La relación entre el cambio climático y el dengue es evidente al analizar el comportamiento del mosquito vector. El fenómeno de “El Niño” ha exacerbado aún más la situación al influir en las condiciones ambientales favorables para la proliferación del mosquito vector.

El Niño ocurre por un cambio en el ecosistema formado por el océano y la atmósfera, que afecta el clima global. Los cambios en la temperatura y la humedad asociados a El Niño crean condiciones propicias para la reproducción del Aedes aegypti, aumentando así el riesgo de transmisión del dengue y otras enfermedades transmitidas por mosquitos.

Además del impacto directo en la salud humana, el aumento de casos de dengue también tiene consecuencias ambientales significativas. Las campañas de control del mosquito, que suelen incluir el uso de insecticidas y la eliminación de criaderos, pueden tener efectos adversos en los ecosistemas locales.

El uso indiscriminado de insecticidas puede afectar a especies no objetivo, como aquellos pequeños animales que son depredadores de los mosquitos y causar así desequilibrios en los ecosistemas acuáticos.

En este contexto, la protección del medio ambiente y la salud humana deben ser consideradas de manera integral en las políticas y estrategias de salud pública. Es fundamental adoptar enfoques sostenibles para el control del dengue que minimicen los impactos ambientales adversos, al tiempo que se protege a la población de la enfermedad.

Esto puede incluir la promoción de prácticas de control de vectores basadas en la evidencia, el fortalecimiento de la vigilancia epidemiológica y el monitoreo de la resistencia a los insecticidas, así como la educación ambiental y la participación comunitaria en l a prevención del dengue.

En Paraguay, existe un programa nacional que busca contribuir a disminuir la morbilidad por el dengue, a través de acciones de prevención y de contención, mediante estrategias de control vectorial, detección de febriles, respuesta oportuna e inmediata e información a la población, sin embargo, este programa debería ser coordinado también desde las instituciones de competencia ambiental y las municipalidades, a fin de mejorar los resultados y fortalecer la prevención.

El cambio climático está aumentado la incidencia de enfermedades transmitidas por vectores como el dengue. Solo mediante una acción coordinada a nivel nacional e internacional podremos enfrentar eficazmente esta crisis y construir mejores condiciones para las epidemias que vendrán.

El aumento de casos de dengue en América Latina es un recordatorio urgente de la necesidad de abordar los desafíos ambientales para prevenir futuras emergencias de salud pública.

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