Una investigación internacional descubrió que las bacterias marinas diazótrofas son grandes aliadas contra el cambio climático, porque no solo convierten el gas nitrógeno (N2) en nutrientes, sino que llevan el carbono al fondo de los océanos.
El Instituto español de Ciencias Marinas (ICM-CSIC) de Barcelona, España, que ha participado en su elaboración, revela que los diazótrofos, un grupo de bacterias marinas que son capaces de convertir el gas nitrógeno (N2) de la atmósfera en nutrientes para los productores primarios del océano, contribuyen también en la exportación y secuestro de carbono en el lecho marino.
Hasta ahora se sabía que estos microorganismos reciclaban el CO2 captado de la atmósfera, pero no que también se lo llevaban con ellos a las profundidades cuando se mueren y se hunden, como sí lo hace el resto del fitoplancton, es decir, el plancton vegetal.
«Este proceso se conoce como bomba biológica de carbono, y hasta ahora lo atribuíamos fundamentalmente al fitoplancton, que convierte el CO2 en materia orgánica durante la fotosíntesis. Cuando muere, esta se hunde con él, almacenando en el lecho marino aproximadamente el doble de carbono del que se encuentra actualmente en la atmósfera», detalló el investigador del ICM-CSIC Francisco Cornejo.
«A su vez, —añadió— los organismos ubicados en los niveles superiores de la red trófica marina usan esta misma materia orgánica para sobrevivir, permitiendo así el funcionamiento de todo el sistema oceánico. De hecho, gracias a la bomba biológica de carbono, el océano se considera un sumidero de carbono».
Para hacer la investigación, recogieron cientos de muestras con trampas de sedimento instaladas a distintas profundidades durante una campaña en el Pacífico sur que posteriormente analizaron mediante técnicas de microscopía, secuenciación y cuantificación de ADN.
Así vieron que las partículas que se hunden desde la superficie hasta el fondo del océano, además de organismos del fitoplancton, contienen una gran cantidad y diversidad de estos diazótrofos y pudieron cuantificar, por vez primera, el papel de estos microorganismos en la bomba biológica de carbono a nivel global.