Las autoridades han duplicado el tope de sodio autorizado por litro de agua, hasta los 440 miligramos, para garantizar el servicio durante al menos 30 días si sigue sin llover
En el país que tomó prestado su nombre del río Uruguay, los habitantes del sur beben hoy agua con un grado inusitado de salinidad. Desde finales de abril, el agua corriente de Montevideo y de la zona metropolitana (1,7 millones de habitantes) ha cambiado su composición y sabor, como consecuencia del déficit hídrico que golpea a la región desde hace tres años. “Qué salada está el agua”, rezongan por doquier los montevideanos. La situación es excepcional y durará por lo menos 30 días más, aclaran las autoridades, si no cae la lluvia necesaria para recomponer los embalses de agua dulce que abastecen a las plantas de la empresa estatal Obras Sanitarias del Estado (OSE).
El presidente del ente, Raúl Montero, explicó que este grado de salobridad se debe a que actualmente se mezclan las aguas dulces de la cuenca del río Santa Lucía (sur del país) con otras saladas que llegan desde el Río de la Plata. Sobre esta base, OSE ha elevado temporalmente el tope de sodio permitido por litro de agua, de 200 a 440 miligramos, duplicando lo establecido en las normas locales. Estas modificaciones permitirán garantizar el servicio por 30 días más, aunque desde el Gobierno admiten que esta agua “no es potable en la definición perfecta de potabilidad”. Sí es “bebible” y “consumible”, insisten.
“Evaluamos todos los riesgos y tomamos el que es menor para la salud”, señaló Montero el miércoles pasado. Sin estas medidas, manifestó, el agua corriente para el consumo hubiese rendido dos semanas y no un mes. El mismo miércoles, un comunicado del Ministerio de Salud indicó que la población en general podía continuar tomando agua del grifo. No obstante, recomendó evitarlo a las personas con enfermedad renal crónica, insuficiencia cardíaca, cirrosis y también a las embarazadas.
En estos días de agua salobre, los uruguayos han recibido, además, la noticia de que pueden ser hipertensos sin saberlo y estarían dentro del grupo de riesgo que tiene restringido el consumo de sodio. “La hipertensión arterial es un trastorno muy prevalente, casi el 37% de los uruguayos tiene presión arterial elevada y de ellos la tercera parte no lo sabe”, expresó en un comunicado la Comisión Honoraria Cardiovascular.
Esta comisión considera que el aumento de sodio en el agua representa un “aporte significativo” diario de ese componente y recomienda focalizar las precauciones en el grupo poblacional de mayor riesgo: personas mayores e hipertensos. En esa dirección van las advertencias de las autoridades sanitarias y de otros profesionales de la medicina, que piden a la población vulnerable evitar el agua del grifo y tomarla embotellada.
En medio de este panorama, muchos montevideanos, hipertensos o con sospechas de serlo, han debido sumar el agua envasada a la lista de la compra. También los otros grupos de riesgo y aquellos que no toleran el tono salado del agua. Hay un “susto generalizado”, dijo a la prensa Daniel Fernández, presidente de Cambadu, centro que reúne a almaceneros y minoristas. Agregó que en los últimos días la venta de agua embotellada se triplicó, pero no estimó probable que se agotara el stock. “Producto hay, no va a escasear, podrá faltar algún día en algún comercio”, aseguró.
Tanto el Gobierno nacional como el municipal de Montevideo presentaron una serie de medidas para hacer llegar el agua envasada a la población con menos recursos económicos.